Intolerancia alimentaria: alergias y problemas gastrointestinales

Maldigestion

Intolerancia alimentaria: un desorden común en el proceso digestivo

La intolerancia alimentaria también se conoce como “intolerancia a la comida”. Es lo que sucede cuando el cuerpo no descompone de forma adecuada los alimentos en sus componentes más sencillos debido a la falta de enzimas. Como resultado, los nutrientes pueden digerirse de otra manera; por ejemplo, mediante las bacterias intestinales, lo que puede llevar a síntomas diferentes como puede ser el dolor estomacal o las náuseas. En los peores casos, solo se suministran algunos nutrientes al organismo en cantidades adecuadas, lo que resulta en síntomas de deficiencia.

Muchos pacientes con intolerancia a la comida también sufren de síntomas como náuseas, calambres abdominales y dolor, así como diarrea y heces lipídicas. Se calcula que más de 20 % de la población del mundo industrializado sufre de intolerancia alimentaria.

Tipos de intolerancias

Se debe hacer una distinción entre intolerancias alérgicas y el grupo más numeroso de intolerancias no alérgicas, en donde faltan las enzimas digestivas. Hay intolerancia a la comida causada de forma estructural debido a un déficit de enzimas causado por enfermedades orgánicas, como una insuficiencia pancreática. La intolerancia no alérgica más común2 es la intolerancia a la lactosa. Ocurre cuando la gente no puede digerir la lactosa, un tipo de azúcar presente en productos lácteos, debido a una deficiencia de lactasa, una enzima del intestino delgado.

Qué ocurre en el proceso “normal” de digestión

Para entender mejor el problema de la intolerancia alimentaria, vale la pena estudiar la digestión saludable, que básicamente reduce la comida a sus componentes básicos de dos formas. De manera mecánica (por ejemplo, al masticar y mediante los movimientos gastrointestinales) y mediante químicos y enzimas del estómago. Los diferentes nutrientes, minerales y vitaminas se absorben al torrente sanguíneo mediante la pared intestinal, donde se suministran a todo el organismo.

Cómo se desarrolla la intolerancia alimentaria

En el proceso digestivo se ven involucrados varios órganos para garantizar que el cuerpo reciba los nutrientes, vitaminas y minerales que necesita. La intolerancia puede surgir con base en dos factores:

  • Intolerancia con base en alergias a la comida:

Resulta de alergias a alimentos (como nueces, pescado y productos de soya). Además de los problemas gastrointestinales, puede haber reacciones alérgicas como bochornos, erupciones o falta de aire.

  • Intolerancia con base en deficiencia de enzimas:

Resulta de ciertos alimentos que no pueden ser descompuestos porque no hay suficientes enzimas disponibles.

Dónde ocurre la intolerancia alimentaria

Intolerancia alimentaria causada por insuficiencia pancreática

Las enzimas pancreáticas descomponen los carbohidratos, las proteínas y las grasas en el quimo tan pronto llegan al intestino delgado. La producción o liberación de estas enzimas puede verse afectada por varias razones, como después de una cirugía, con la inflamación del órgano cuando se presentan otras enfermedades pancreáticas.

Intolerancia alimentaria causada por una reducción en la función biliar

La bilis desempeña otra función digestiva importante. Se produce en el hígado y se almacena en la vesícula. Ayuda a descomponer y absorber las grasas de la comida. Si su producción o liberación se ve alterada, algunas grasas son excretadas sin digerir, lo que ocasiona heces lipídicas. Esto puede ser causado por piedras en la vesícula, hepatitis u otros malestares del órgano.

Intolerancia alimentaria en el intestino

La comida se reduce en tamaño en el intestino delgado mediante contracciones musculares y se descompone con la ayuda de enzimas. Algunas enfermedades del intestino, consecuencia de la inflamación subyacente, pueden resultar en una reducción en las enzimas como en la enteritis o en la enfermedad de Crohn.

La enfermedad celíaca es otra enfermedad que puede desarrollarse de forma grave si no se detecta. Afecta principalmente al intestino y es causada por una reacción al gluten, un grupo de proteínas presente en ciertos granos. Tiene características alérgicas y autoinmunes. Los alimentos con gluten pueden inflamar la membrana mucosa del intestino delgado, y puede ser acompañada de la destrucción de las células epiteliales intestinales. Como resultado, los nutrientes se absorben con mayor dificultad, lo que puede ocasionar síntomas graves de deficiencia. Los síntomas y la gravedad del cuadro clínico pueden ser muy diferentes. Las señales posibles son diarrea, flatulencias, heces lipídicas, pérdida del apetito y peso, náuseas y fatiga, entre otras. Sin embargo, la enfermedad puede pasar desapercibida durante mucho tiempo. Actualmente no existe la posibilidad de una terapia causal, por lo que solo sirve una vida de abstinencia de consumo de gluten3.

Hay enfermedades más serias del tracto gastrointestinal que pueden ser la raíz de la intolerancia alimentaria, aunque no siempre es necesario. Acude a un médico si los síntomas persisten o vuelven a aparecer durante un período extenso de tiempo. El médico podrá identificar con certeza de dónde viene tu malestar. Cuando se tiene un diagnóstico es que la terapia cobra sentido.

Intolerancia alimentaria a los carbohidratos

Los carbohidratos como la lactosa (azúcar en la leche) y la fructosa (azúcar en la fruta) son algunos nutrientes que aportan la mayoría de calorías en la dieta. Pero si el intestino delgado no los digiere de forma adecuada, se afectará algo más que tu conteo de calorías. Los azúcares llegan al colon sin digerir, donde las bacterias los fermentarán al pasar al intestino grueso.  El gas producido se ha relacionado con un aumento en la frecuencia de los síntomas digestivos funcionales como inflamación, flatulencias o dolor abdominal.

La intolerancia a la lactosa o fructosa puede ocurrir como síntoma de otras enfermedades como la ya mencionada insuficiencia pancreática, la enfermedad de Crohn o la enfermedad celíaca, como resultado de una intervención quirúrgica o, simplemente, como resultado de la edad. Aunque hay personas que nacen con una deficiencia de lactasa (la enzima responsable de descomponer los azúcares de los lácteos), su eficiencia normalmente se reduce al envejecer. Esto puede combatirse ya sea mediante el consumo de preparaciones de lactasa o con modificaciones a la dieta que reducen la ingesta de lactosa.

La falta de enzimas que ayudan a digerir la fructosa (sacarosa y maltasa) puede causar la aparición de síntomas de intolerancia alimentaria; aunque por lo general no se debe a una reducción en la actividad de las enzimas, sino más bien a una ingesta excesiva de fructosa. Los intestinos solo pueden procesar una cantidad limitada de estos azúcares antes de que empiecen a fermentarse en el colon. Al igual que con la intolerancia alimentaria, hay suplementos disponibles para combatir los síntomas y prevenir las enfermedades gastrointestinales.

¿Cómo se presenta la intolerancia alimenticia?

El rango de síntomas de la intolerancia es muy diverso.

Los síntomas posibles incluyen:

  • Náuseas (en ocasiones incluso vómito)
  • Inflamación
  • Calambres abdominales
  • Dolor abdominal
  • Dolor estomacal
  • Diarrea o estreñimiento
  • Flatulencias
  • Esteatorrea, también conocida como heces lipídicas (heces voluminosas, color arcilla, espumosas y con fuerte aroma)

Cómo se prueban las incompatibilidades

Si crees que eres intolerante a algo, primero debes prestar atención a tu cuerpo durante un tiempo; preferiblemente llevando un diario de tu dieta y síntomas. Tu médico podrá realizar una entrevista para revisar tu historial médico y, en caso de ser necesario, recurrir a otros procedimientos de diagnóstico para descartar otras causas.

Si hay sospechas de intolerancia, hay varios exámenes como:

  • Prueba de aliento (en caso de sospecha de intolerancia a la lactosa o fructosa)
  • Prueba de sangre (si se sospecha de enfermedad celíaca o intolerancia a la histamina)
  • Exámenes de orina y copro

Terapias disponibles

Las terapias son tan variadas como las causas. Si la causa subyacente es orgánica, el tratamiento buscará aliviarla. Usualmente los síntomas mejoran.

En general, una dieta puede ayudar con la intolerancia a la comida funcional. Evita alimentos que no se digieren adecuadamente o a los que eres alérgico. Hay dietas moderadas en las que el disparador se reduce (por ejemplo, en el caso de la intolerancia a la fructosa adquirida) y dietas estrictas que requieren de la eliminación total del “irritante”.  En ocasiones, es posible suplir las enzimas desde el exterior. Esto sucede, por ejemplo, con la intolerancia a la lactosa.

Si un médico descarta la intolerancia alimentaria, las alergias u otras enfermedades como la causa de tus síntomas, quizá sufras de un desorden gastrointestinal funcional como la dispepsia funcional o intestino irritable. En este caso, una mezcla de hierbas efectivas puede ayudar a balancear los músculos del tracto gastrointestinal y calmar los nervios gástricos irritados. Iberogast®, una mezcla de nueve hierbas medicinales, ha ayudado a más de 80 millones de personas en el mundo con problemas como dolor estomacal, náuseas e inflamación.

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